Cuando esta mañana abrí el Clarín, no me imaginé que con tan simple movimiento de la mano, se podría alcanzar el nivel de alegría y satisfacción que me embargó al encontrarme con un enorme primer plano del rostro sonriente de Colin Firth en la sección espectáculos. Lo cierto es que ahí estaba y poco importó que frente a mi estuviera mi esposo. Me sonrojé como una colegiala, una sonrisa se instaló en mi boca y no me abandonó por el resto del día.
Es que era la primera vez que este genial actor alcanza reconocimiento en mi país. Es cierto que en sus locas fans se alberga algo mas que admiración de sus dotes actorales. Todas las chicas de los boards Austerianos en Ingles de treinta para arriba, (y alguna que otra pendeja también) se muere por ir a ver A Single Man (Un Hombre Soltero) solo por el placer de ver a Mr Darcy en pilindreques. Como venía diciendo, los dotes de Colin no comienzan en esta producción jolibudense. No, señor, a este actor no lo descubrió John Ford, si no más bien fue Sue Birtwistle, cuyo convencimiento de que Colin era el apropiado para el papel de Mr Darcy en la producción de Orgullo y Prejuicio de la BBC allá por 1994, finalmente persuadió al actor de reconsiderar la oferta.
De allí hasta el reconocimiento que Colin alcanzara cuando fuera nominado para los Oscars en la pasada entrega en 2010, hubo un largo impass de películas, a veces un tanto mediocres, otras divertidas, una que otra vez excitantes pero que de ningún modo pusieron al actor en el brete de mostrar lo indemostrable, como pasara en la producción que mereciera dicha nominación. Pero esta no es la primera vez que lo hace.
Colin Firth es terriblemente sensual haciendo de Mr Darcy. Sin decir palabra, trasmite angustia y desesperación (cuando escribe la carta y reflexiona sobre George Wickham), ternura (la escena después del lago cuando no sabe que decir), melancolía (cuando observa el carruaje de Elizabeth irse de Pemberley) entre tantos otros sentimientos. Flirtea, se enamora, se excita, y todo lo transmite con su rostro, sin casi hablar.
Pues bien. No me extraña la excelente respuesta de la crítica en esta nueva película. Colin Firth brilla, otra vez sin palabras y con una madurez actoral con precedentes.
Y para deleite de sus admiradoras, se sumerge una vez más en un estanque.